En el día de
Entre rones y reagetones me destruí.
Una entrada simbólica, con un 8 de noviembre ví.
Las ninfas, amigas de mi amiga, me dejaron ahí.
A una su cuerpo conocí y, a la otra, su vicio percibí.
En casa Adobe, 250 años de aquello esperaban por mí.
La amistad en el carrete tiene un sabor de anís:
Mecánico y de meretriz.