Hay que avanzar,
aunque los golpes
te tiren al lodazal.
La rueda
de las convicciones y las certezas
le cuesta girar;
sin embargo, nada la detiene
cuando comienza a rodar.
Hay que avanzar,
aunque los golpes
te tiren al lodazal.
La rueda
de las convicciones y las certezas
le cuesta girar;
sin embargo, nada la detiene
cuando comienza a rodar.